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Transcripción

Busco incansablemente el éxito de mi empresa, todos los días me levanto esperando ocurra algo diferente, llevo 10 años trabajando para que despegue y los resultados se den y el éxito llegue.

Siempre busco que más hacer, que más vender, pero me he dado cuenta de que cada vez voy teniendo más fracasos que éxitos y voy sumando más errores que dinero.

Ya he escuchado muchas veces que el resultado no es el que llega sino el que se gestiona. Siempre me han dicho que teniendo un buen producto es más fácil vender. Pero nadie me ha dicho que la competencia también quiere lo mismo; vender, crecer y ganar.

Ahora entiendo que el mercado crece y las empresas también, si no hago lo que se debe hacer para seguir el ritmo, simplemente me quedaré atrás. Es un desafío constante mantenerse al día con las demandas cambiantes y las innovaciones tecnológicas. A veces siento que estoy nadando contra la corriente, luchando por mantenerme a flote en un mar de competidores ávidos por captar la atención del mismo público que yo persigo.

Pero a pesar de los desafíos y los momentos difíciles, no puedo evitar sentir una mezcla de orgullo y determinación cada vez que pienso en cómo comenzó todo.

Recuerdo claramente esos primeros días, cuando la idea de mi empresa era solo eso: una idea. Ahora, después de una década de sacrificio, esfuerzo y dedicación, puedo ver los frutos de mi trabajo, aunque aún no sean tan abundantes como había esperado.

Cada día me enfrento a decisiones difíciles: dónde invertir, qué estrategia seguir, cómo diferenciarme de la competencia. A veces, las decisiones no son las correctas y eso duele. El dinero gastado en iniciativas que no funcionan se suma a la carga de responsabilidad que llevo sobre mis hombros. Pero también he aprendido que los errores son oportunidades disfrazadas, lecciones que me acercan más al éxito si las utilizo sabiamente con mi Consejo Consultivo en acción.

La verdad es que ser el director fundador de una empresa implica más que solo buscar el éxito financiero. Es una prueba de resistencia emocional y mental. Requiere pasión, perseverancia y una capacidad constante de adaptación. En este viaje he descubierto tanto sobre el mundo empresarial como sobre mí mismo. He aprendido a valorar no solo los logros tangibles, sino también el crecimiento personal que cada desafío me ha proporcionado.

A pesar de las noches sin dormir, los momentos de incertidumbre y la presión constante, no cambiaría este camino por nada. Cada día, me levanto con renovada determinación, listo para enfrentar lo que sea que el día me depare. Porque sé que, al final del camino, cada obstáculo superado me acerca un paso más a convertir mi visión en una realidad duradera.

El diario de un director fundador de empresa no se escribe solo con palabras; se forja con cada decisión tomada, cada desafío superado y cada pequeño éxito celebrado. Y mientras continúo en este viaje, sé que cada capítulo, incluso los más difíciles, contribuirá a la historia de mi empresa y a mi propio desarrollo como líder y como persona.

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Escrito por Jaime Poblete en colaboración con BTC – Consejos Consultivos Empresariales. Para mayor información www.expertbtc.com o expertos@expertbtc.com.

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